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28 septiembre, 2013

Kardamili

Desde Xirokambi, pasando por Mistras, Trypi y Artemisa llegamos hasta Kalamata, destino obligado para llegar hasta Kardamili. 


La carretera de Mistras a Kalamata es una de las más bellas que he visto. Atraviesa varios desfiladeros y en las cumbres más altas de los montes están presentes los abetos y pinos de alta montaña. Sólo cuando la carretera empieza a descender, el paisaje varía de forma repentina. De hecho, las montañas están peladas de vegetación a medida que te vas acercando a Kalamata. 

Atravesar Kalamata en verano es un tanto complicado; la ciudad tiene un tráfico caótico. Finalmente, llegamos a Kardamili después de atravesar más montañas, porque aunque los picos más altos los habíamos dejado atrás, quedaban aún más zonas montañosas que atravesar. No es fácil llegar hasta allí.


Kardamili no es la típica villa costera, abarrotada en verano. Sus playas, al no ser de arena fina, tampoco tienen una gran afluencia de turistas. Es una ciudad de ritmo tranquilo. 



La antigua villa de Kardamili se encuentra un poco apartada de la costa. Actualmente, la animación se halla en la villa marinera, atravesada y dividida en dos por la carretera que desde Kalamata recorre tanto la costa como, bifurcándose en pequeñas carreteras rurales, el interior de la Península de Mani. Tiendas, pequeños y grandes comercios de artesanía, tabernas, bares, la oficina de correos, restaurantes, pequeños hoteles y pensiones se alinean a lo largo de la carretera principal. 



Una de las características más curiosas de la ciudad es su vegetación. Plantas de todo tipo, árboles frutales y sobre todo cipreses configuran la silueta de Kardamili.  

Las calles mantienen un cierto orden. Las casas cuidadas disponen de un pequeño jardín, con árboles frutales, sobre todo granados y plantas como el jazmín y las buganvillas.



Uno de los principales turistas de la zona, es el inglés que viene atraído por los relatos de su compatriota, el escritor y viajero Patrick Leigh Fermor. Quizá por esta razón, el pueblo que posee el encanto de las villas griegas, también disfruta de ciertos toques puramente ingleses. Aquí es, por tanto, un magnífico lugar para tomar sin problemas el té de las cinco, acompañado de los típicos dulces griegos.

21 septiembre, 2013

Taleton hotel

Llegamos al hotel Taleton un caluroso día de verano, en plena ola de calor. El hotel se localiza justo enfrente de la iglesia de la villa de Xirokambi y muy cerca de la sencilla plaza en dónde se emplazan el mayor número de bares, tabernas y restaurantes del pueblo. 


La habitación en la cual nos alojamos era sencilla, limpia y se distribuía a dos alturas. El aire acondicionado apenas podía refrigerar nuestra estancia, porque el calor de esos días era sofocante.

Nuestro alojamiento disponía del lavabo en la planta baja y el dormitorio en la planta superior. Desde luego, es mucho mejor y también más práctico reservar una habitación con el lavabo en la misma planta. Os resultará más cómodo. 

 

El Taleton es un hotel rural, las zonas comunes son agradables. Dispone de abundante información de la zona y de una biblioteca interesante, con buenas ediciones de libros de arte griego, de arquitectura e historia de la zona. El desayuno, correcto. 


Elegimos este alojamiento, en Xirokambi, por su cercanía con Mistras y con el desfiladero de Anákolo –Anakolo Gorge-. 


La villa de Xirokambi dispone de varios restaurantes y tabernas que ofrecen una buena oferta gastronómica. Puedo certificar que la comida es de calidad y a un precio más que ajustado. 

Nosotros cenamos de maravilla en Picadilly to Petrino y comimos dos veces en Dyonisos, una taberna griega tradicional, muy simple en su decoración, pero con una gran relación entre la calidad del producto y su precio. 

 

Una buena idea, si visitas Xirokambi, es acercarte a los pueblos vecinos, eminentemente rurales, de Kydonitsa, Paleopagania o Anogia. Villas, todas ellas, llenas de encanto. En estos lugares, descubres el transcurrir de la sencilla vida en el fértil campo rural de la llanura del Eurotas.

13 septiembre, 2013

Mistras



La legendaria Mistras es una villa fuertemente fortificada. Yace edificada en las laderas y en la cima de una montaña y a sus pies, se extiende el valle de Esparta. Justo en la cima, presidiendo el conjunto y en el lugar más estratégico, se construyó el castillo, palacio o kastro.


Los edificios de la ciudad de Mistras que se mantienen en pie y las ruinas, son de tal magnitud que es fácil hacerse una idea de cómo debía ser la ciudad en su época de mayor esplendor. Llegaron a vivir 42.000 personas en ella, repartidas entre el recinto y en los extramuros. Recorrer las estrechas callejuelas y las rampas que conducen de una iglesia o a un edificio facilita la compresión de cómo se vivió allí.


El lugar arqueológico de Mistras se vislumbra ya desde la lejanía. De hecho, cuando llegas en coche hasta la nueva ciudad de Mistras se divisa, desde la misma carretera, la colina con los edificios y construcciones de la antigua ciudad franca y más tarde bizantina de Mistras.


Fue fundada en 1249 por Guillermo de Villehardouin, príncipe franco de Acaya que erigió la fortaleza o kastro (también la ciudad de Monemvasia y Tigani).

Años más tarde, en 1269, la fortaleza cayó bajo dominio bizantino. Durante el periodo bizantino, se desarrolló en la ciudad un centro artístico de gran importancia que atrajo a pintores, pensadores, escultores y arquitectos que procedían de toda Europa, sobre todo de Italia, aunque también, de Constantinopla. Fue un lugar paradigmático para las artes. Por ejemplo, la iglesia de Perivleptos contiene en su interior unos frescos bizantinos especialmente hermosos, en los que predomina el color azul y oro, que datan del siglo XIV. Preside la iglesia la imagen imponente del Pantocrátor.



En 1460 fue conquistada por los turcos. En el siglo XVII y principios del siglo XVIII perteneció a Venecia. A finales del siglo XVIII, vuelve a caer en manos turcas y más tarde es arrasada por los albaneses. Finalmente, la ciudad fue abandonada, definitivamente, en el siglo XIX.


El conjunto de Mistras fue declarado Patrimonio de la Humanidad, en el año 1989.


Actualmente, el único edificio habitado allí es el Monasterio de Pandánassa. En él viven unas monjas. Resulta inaudito que una extensión tan grande de construcciones se abandonasen de la noche a la mañana.


La historia de Mistras es apasionante y el estado de conservación del emplazamiento asombroso.

07 septiembre, 2013

Fotos de Mistras


Unos 15 kilómetros separaban nuestro alojamiento en Xirokambi de Mistras. De hecho, llegamos en coche hasta el recinto arqueológico en un momento. Esa fue nuestra razón principal para elegir el hotel en Xirokambi. 

También se encuentran excelentes alojamientos, aún más cerca de la antigua ciudad de Mistras, en la ciudad nueva de Mistras que se localiza a los pies de la montaña y en Esparta, ya en el valle, pero tan sólo a 5 kilómetros.

 

Fuimos al valle de Esparta, porque nuestra intención era conocer y visitar con calma la ciudad bizantina y medieval de Mistras. Calculamos que, desde Xirokambi o cualquier otro lugar en el valle de Esparta, nos facilitaría la visita al emplazamiento de Mistras, sin tener que hacer muchos kilómetros. Desde luego, acertamos ya que pudimos ir dos veces. 

 

Por mi experiencia personal, creo que si lo quieres ver bien, sin prisas, es mejor ir varias veces, debido a la situación escarpada de la colina en la que se halla y por la localización dispersa de los edificios.  
El calor allí es agobiante, casi no hay sombras. Nosotros fuimos una vez  por la tarde, antes de cerrar y a primera hora de la mañana. Aún así, no pudimos verlo todo (el Palacio de los Déspotas estaba cerrado por obras, por ejemplo).


No es fácil visitar Mistras. No porque sea difícil llegar hasta ella, que no lo es, sino por la gran cantidad de edificios y construcciones diseminados que contiene este recinto arqueológico y eso, además, unido al calor del verano dificultan la visita.

 

La ciudad posee tres partes diferenciadas -el Castillo, la Ciudad Baja y la Ciudad Alta-, por lo cual se hace complicado la visita a Mistras, en una sola vez. 
En la cima del emplazamiento arqueológico se halla el castillo franco, edificado en el año 1249. 
La Ciudad Baja, rodeada por murallas del siglo XIV y la Ciudad Alta a la que se accede a través de la Puerta llamada Monemvasia -construida en el siglo XIII-. En esta área, se edificó el Castillo de los Despotas.

 
 
Seguro que fuera de la temporada estival visitar Mistras no resulta tan fatigoso, pero aunque así sea recomiendo encarecidamente, aunque sea sólo una vez en la vida, la visita a Mistras a todos aquellos interesados por el arte en general y en particular a los estudiosos del arte bizantino.